Los máximos candidatos a quedarse con una nueva edición de la Regata Internacional del Río Negro no dejan nada librado al azar y hacen todo lo posible para no dar ningún tipo de ventajas a la hora de salir al agua. Esto quedó demostrado ayer por la tarde en el control de peso y dimensiones que se realizó desde la mañana a primera hora de la tarde. Uno de los primeros en presentarse en el campamento base de Neuquén fue el asturiano Kiko Vega quien busca la tercera victoria al hilo entre los k1 senior. El europeo llegó con un k1 de carbono que pesó 8 kilos exactos, el mínimo establecido en el reglamento para los K1. Cabe recordar que el reglamento establece un longitud máxima de los k1 a los 5,20 metros y un peso mínimo de 8 kilos. En el caso de los k2 el largo máximo es de 6.50 metros y deben tener un peso mínimo de 12 kilos, aunque la gran mayoría de las embarcaciones osciló en el peso entre los 17 y los 20 kilos. Los k2 más livianos pertenecieron a los representantes de la Escuela Municipal de Patagones y firmes candidatos al podio en la categoría absoluta, Néstor Pinta y Martín Mozzicafreddo. El bote de carbono del binomio pesó exactamente 15 kilos y fue trasladado al pesaje en una acolchada funda. Pinta lo justificó comentando que con ese mismo bote corrieron en el último mundial y en pruebas europeas en un año en el que se codearon con los mejores del globo en la disciplina maratón. Otros que tampoco regalaron demasiados kilos fueron los representantes de Quimey y uno de los botes que aparece como posible protagonista en los papeles, el binomio integrado por Germán "Cable" González y Diego Payalef llegaron con un k2 de fibra al vacío que también marcó los 15 clavados en la balanza. "Estamos parejos en todo ahora hay que ver que pasa en el río", señaló González tras el pesaje. |
10 enero 2009
Los más fuertes no regalaron kilos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario